¿Por qué el fitness quiere matarme?
El deporte de alta intensidad marca tendencia. Daría la impresión de que no se trata tanto de ponerse en forma, sino de realizar un ejercicio físico extremo que implique un riesgo evidente de lesión o muerte prematura.
La tendencia del hard fitness se ha instalado definitivamente en los gimnasios, que ya no se conforman con las sencillas clases para viejas glorias del aquagym, el jogging o el aeróbic.
Los auténticos trendsetters se levantan a las 5h30 de la mañana para practicar Boot Camp, CrossFit, Hot Yoga o cualquier otro tipo de “deporte” que implique llegar al agotamiento y estresar hasta la última célula del cuerpo, mientras escuchas los gritos militares de tu personal trainer en un horno que huele a sudor y lágrimas.
¿Sufrimiento, dolor, extenuación, colapso, impotencia? Bien… Lo estás haciendo muy bien. Has de declarar la guerra a la grasa. A nadie le impresionan los músculos que no se pueden ver. Pocos profesionales del fitness se preocupan de tener músculos útiles, lo importante es que sean visibles, mesurables, voluminosos.
Ante tanta demencia de marketing deportivo, a mí me gustaría reivindicar la vuelta al tan honorable ejercicio agradable, sostenible, respetuoso.
¿Qué tiene de malo salir a pasear con un amigo? ¿Jugar al frisbee con el perro? ¿Y una partidita de petanca?
O por supuesto, un poco de yoga, del clásico. O el tipo de ejercicio que más te guste y que de gusto al cuerpo.
Y QUE TE HAGA SENTIR BIEN TAL COMO ERES
